Situación del sector porcino, perspectivas para el 2020
Durante el segundo semestre del ejercicio 2019, el sector porcino se encuentra en una coyuntura favorable, con unos precios por encima de 140 euros/kg de cerdo vivo.
¿De dónde venimos?
A principios del 2000, la crisis de las vacas locas comportó una desviación del consumo a otras carnes, particularmente la carne de cerdo. Los buenos precios animaron la construcción de nuevas granjas y, en consecuencia, un aumento de la producción. Con la normalización posterior del consumo de carne de vacuno, la sobreoferta del cerdo se hizo patente.
Por otro lado, se produjo una subida de precios extraordinaria de las primeras materias y el inicio de la crisis económica. Estos efectos provocaron una severa crisis en el sector porcino.
El sector, en general, supo reaccionar reforzando la eficiencia de las explotaciones ganaderas, progresando en tecnología y abriendo las puertas al mercado global, con una posición sólida claramente competitiva.
Actualidad
El sector porcino, desde la ganadería hasta la industria cárnica, es el primer subsector alimentario de España en volumen de producción y en volumen de exportación, con una cifra de negocio en 2018 de 26.207,- millones de Euros y un crecimiento del 9,2% respecto al año anterior.
Adicionalmente el sector ocupó en 2018 el cuarto puesto en el ranking de sectores industriales, sólo por detrás de la automoción, el petróleo y el sector eléctrico.
La estrategia en ganadería intensiva se ha basado en comprar los alimentos para el ganado en países con tierra y agua suficiente (España tiene poca agua y una orografía complicada para hacer posible una agricultura competitiva), realizando aquí el engorde y la transformación cárnica, con el valor añadido que representa. Esta estrategia permite sostener la población en las áreas rurales, consolidar la industria agroalimentaria, atender la demanda interna y obtener un sobrante de alimentos para exportación.
Escenario cambiante
El desarrollo del sector se ha basado en lograr una alta competitividad basada en el impulso tecnológico y en el incremento del consumo a los países emergentes, principalmente China. Estos factores han permitido que los precios de venta hayan sido, en general, remuneradores durante los últimos diez años.
Pero la actual coyuntura añade nuevos elementos:
- La peste porcina africana ha impactado en China y Sudeste Asiático. Considerando que China es el primer productor mundial y, a la vez, el primer importador mundial de carne de cerdo, está comportando un incremento muy notable de la pedida de importaciones desde China.
- Criterios medioambientales, de acuerdo con el consumo más grande de recursos.
- Criterios éticos, en relación al bienestar animal.
- Criterios de salud, en atención a los últimos informes de la OMS.
- Impulso de la proteína vegetal y la carne “de laboratorio” obtenida por cultivo celular.
Todos estos elementos ya están comportando, en los países desarrollados, una disminución moderada del consumo de carne.
La problemática de la peste porcina en China y países asiáticos no tiene una solución inmediata, por lo tanto a corto plazo continuará habiendo una fuerte demanda de importación desde estos países. Pero es esperable una reacción de China, o bien potenciando otras alternativas cárnicas (sobre todo aves) o bien impulsando las opciones alternativas a la carne convencional.
Oportunidad
La burbuja actual no durará siempre, por mucho que hoy pensamos en una relativamente amplia oleada de precios altos.
En estos momentos de bonanza sería bueno prepararse para el día siguiente. Como:
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Analizar cuidadosamente la inversión y rentabilidad de nuevas granjas, dada la saturación desde un punto de vista medioambiental.
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Realizar los deberes medioambientales pendientes en relación a los residuos y deyecciones. En este sentido, se ha aprobado el Decreto 153/2019, de 3 de julio, de “gestión de la fertilización del suelo y deyecciones ganaderas”.
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Reforzar los aspectos de bioseguridad y de bienestar animal.
Estos factores tienen que repercutir en la mejora de la imagen del sector respecto a los consumidores.
En resumen, hay que invertir las ganancias actuales, coyunturales, en herramientas de futuro.